Se presenta a continuación una selección de algunas de las preguntas y comentarios que más frecuentemente surgen en torno al discurso de los bosques maduros, junto con unas respuestas desarrolladas a partir del material técnico de referencia y de las aportaciones de los profesionales implicados en el proyecto.

1. Concepto de bosque maduro

¿Hay en España bosques vírgenes?

En Europa Occidental así como en la cuenca mediterránea no existen bosques que no se hayan visto alterados en diversos grados por el hombre (bosques “primarios”), quedando únicamente pequeños restos de bosques templados poco alterados en los Cárpatos y boreales en los países escandinavos y Rusia (http://www.intactforests.org/data.ifl.html).

Esto sin embargo no obvia que localmente existan enclaves (rodales) con un grado de naturalidad elevada, entendida ésta como aquellas zonas en las que aparecen masas o rodales con una baja huella humana, al menos en lo que a extracción de productos se refiere. No obstante, para algunos tipos de bosque como los sabinares o encinares, sometidos a un uso muy intenso, puede llegar a ser muy difícil (si no imposible) encontrar este tipo de situaciones.

¿”Bosque” maduro o “rodal” maduro?

Un bosque maduro es aquel que después de una persistencia muy alta en el tiempo debido a la ausencia de perturbaciones de alta intensidad, contiene un mosaico con todas las fases del ciclo silvogenético, desde las de inicio a las etapas finales de senescencia, producidas por la dinámica perturbaciones de baja intensidad. Debe tener una extensión grande, suficiente para contener un mosaico de rodales en diferentes fases de la sucesión.

Un rodal maduro es un sector del bosque con baja huella humana en el que la sucesión ecológica ha avanzado hasta las etapas finales de madurez, caracterizada por estructuras como madera muerta en pie y en el suelo, alta heterogeneidad, y una elevada y característica biodiversidad.

¿Qué diferencia hay entre un rodal maduro y un rodal viejo?

En el proceso sucesional el bosque atraviesa por varias fases evolutivas, que se entremezclan en el espacio formando un mosaico. Se puede considerar que se inicia el ciclo en el momento en que se abre un claro y comienza la regeneración y el establecimiento de las plántulas, sigue una fase de crecimiento hasta el cierre del dosel y entonces una fase de exclusión competitiva de las especies menos tolerantes a la sombra, hasta llegar a un estado de madurez en el que el dosel está formado por varias especies y el espacio en la vertical va ocupándose progresivamente. Este estado de maduración, por la larga longevidad de los árboles, puede prolongarse por cientos de años. Una vez que se alcanza el límite longevidad de los árboles de la masa principal y estos empiezan a decaer y morir, se alcanza la fase de senescencia. Los rodales viejos serían por tanto aquellos en el límite de su longevidad, ya en la fase de senescencia. A las características de madurez se une la presencia de grandes árboles muy viejos.

¿Un rodal con grandes árboles ancianos es un rodal viejo?

Los grandes árboles viejos son sólo uno de los atributos de los rodales viejos. Muchos bosques con grandes árboles son el resultado de una historia de gestión y posterior abandono. Por ejemplo los montes trasmochados o carboneados en el pasado, o las dehesas, que al cesar el aprovechamiento son rápidamente colonizadas por matorral y regenerado. Una estructura de monte bajo (tocones con rebrotes), árboles con signos de podas intensas, alcornoques con marcas antiguas de descorche, son signos inequívocos de explotación forestal en el pasado. Son formaciones con algunos elementos de madurez (los árboles viejos) pero que generalmente carecen de los demás, que no obstante pueden ir alcanzándose con el paso del tiempo.

¿Hay más biodiversidad en un rodal maduro que en uno no maduro?

Los bosques maduros, al contener rodales en todos los estado del ciclo silvogenético, tienen en conjunto una mayor diversidad a escala de paisaje. A escala de rodal, los rodales manejados, como todos los ecosistemas sometidos a perturbaciones de mediana intensidad, pueden presentar una alta diversidad de especies. Sin embargo los rodales maduros contienen una diversidad diferente y significativamente mayor de líquenes y hongos así como de insectos especializados en la descomposición de la madera muerta. Además, por la escasez de este tipo de hábitat, las especies asociadas a los rodales maduros son en mayor proporción especies bajo algún grado de amenaza.

¿Qué tamaño debe tener un rodal maduro?

En principio, un rodal maduro debería tener la extensión suficiente como para que en él puedan desarrollarse todos los procesos del ciclo silvogenético asociados a la madurez, lo a su vez depende de la longevidad de la especie y de la calidad de estación, que determinará las tasas de cambio entre las distintas etapas del ciclo.

En la práctica, dado que actualmente los rodales maduros son singularidades muy escasas, no puede asignarse un tamaño mínimo.

¿Una plantación naturalizada puede ser un rodal maduro?

Una plantación con especies exóticas, o autóctonas fuera de su estación, no puede considerarse como un rodal maduro. Para adquirir todos los elementos y procesos propios de los bosques maduros, es preciso contar con el conjunto de especies propias del hábitat de su lugar de origen para que se puedan dar todos los procesos ecológicos. También es necesaria una larga continuidad en el tiempo, es decir que el bosque haya sido bosque durante un largo periodo, condición que no cumplen las masas de origen artificial.

No obstante, las plantaciones, dependiendo del tipo de gestión, del grado de naturalización y de su edad, pueden llegar a adquirir algunos de los atributos de los rodales maduros.

2. Intervención en bosques maduros

¿Los bosques maduros son bosques “sucios”?

No. Algunas características propias de los bosques maduros pueden sorprender a las personas no familiarizadas con la ecología forestal, simplemente porque no estamos acostumbrados a ver bosques maduros; la inmensa mayoría de bosques que conocemos en Europa han sido transformados por el uso.

La existencia de árboles caídos, troncos en descomposición y árboles muertos en pie, y una mayor complejidad que puede parecer desorden a menudo se asocia con el abandono o el mal estado del bosque. Sin embargo, la madera muerta de grandes dimensiones es el resultado de los procesos naturales que solo ocurren en bosques muy maduros, donde los árboles viejos finalmente mueren. Esta madera muerta, junto con otros atributos de madurez del bosque, cumplen un papel vital en el ecosistema, albergan una extraordinaria biodiversidad, permiten el reciclado de los nutrientes, y aseguran la persistencia del bosque a largo plazo.

¿Los bosques maduros son bosques sin gestión?

La no intervención, cuando es planificada, es una opción más de gestión. En muchos ecosistemas, la mejor opción de gestión es eliminar las amenazas o factores de stress y dejar operar a los procesos ecológicos. No debe confundirse la no intervención con la falta de gestión por abandono o falta de medios.

En general, en los bosques maduros la no intervención es la opción de gestión más conveniente. Por el contrario, en las masas forestales procedentes de plantaciones o en las masas jóvenes que proceden del abandono del medio rural y actualmente cubren grandes extensiones homogéneas, es muy recomendable una gestión dirigida al incremento de la resiliencia a las perturbaciones y a una mejor adaptación al cambio climático, incrementando su heterogeneidad y diversidad.

¿Se plantea que todo el bosque se gestione como un bosque maduro?

Los rodales maduros representan una superficie muy pequeña, que se estima en torno a un 2% de la superficie forestal en el Mediterráneo, seguramente mucho menos en la Península Ibérica. No se trata de gestionar toda la superficie forestal como un bosque maduro, ya que todas las etapas del ciclo silvogenético son igualmente necesarias, y además los aprovechamientos forestales son importantes para la economía local. Simplemente se trata de preservar los últimos enclavesdonde se encuentran las situaciones de mayor naturalidad y madurez, e integrar en la planificación y gestión – tanto de los espacios protegidos como en la ordenación de montes – el objetivo de mantener e incrementar la superficie que puedan llegar a maduras en el futuro.

Es negativa toda intervención en un bosques maduro

Como norma general, en los rodales viejos y maduros la gestión debe dirigirse al seguimiento del estado de conservación y a la reducción de las amenazas o factores de estrés, evitando intervenir sobre el rodal. En algunos casos concretos, en rodales en proceso de maduración, puede ser aconsejable la intervención para alcanzar objetivos de conservación que deben ser explícitos, por ejemplo mejorar el estado de poblaciones de especies amenazadas propias de los bosques viejos, induciendo mediante la gestión los atributos de madurez necesarios (p. el incremento de madera muerta, apertura de claros)

¿Se debe intervenir para acelerar la consecución de la madurez?

En los rodales viejos, en los que se han alcanzado todos los atributos de la madurez y senescencia, no es preciso intervenir de forma activa. En los demás bosques incluso en montes dedicados a la producción de recursos, puede ser aconsejable realizar una gestión activa que consiga restablecer ciertas características de los rodales maduros de una forma más rápida que la dinámica natural.

Sin embargo, la intervención activa en un bosque maduro o en vías de madurez debe estar muy bien justificada. Como norma general se considera preferible (y más eficiente) dejar operar a los procesos naturales, aunque algunos puedan parecer lentos a escala humana. Bajo ciertas condiciones puede estar justificado actuar para acelerar alguno de estos procesos; por ejemplo la necesidad de mejorar las poblaciones de ciertas especies amenazadas (como los coleópteros saproxílicos) puede aconsejar acciones puntuales para incrementar la madera muerta; o una escasa regeneración puede aconsejar la apertura de claros si estos no existen de forma natural.

3. Aprovechamiento en bosques maduros

¿Se pueden realizar aprovechamientos en los rodales maduros?

Las fases de madurez y senescencia se alcanzan en ausencia de aprovechamiento. De hecho, los rodales maduros actualmente existentes, generalmente corresponden con zonas remotas o abruptas, que no se aprovechan desde hace mucho tiempo por no ser rentable hacerlo. En la mayor parte de los casos su identificación no supone cambiar su gestión, sino más bien mantener la existente.

Destinar estas zonas de alta naturalidad a evolución natural, sin practicar en ellas cortas de madera o leñas, y manteniéndolas libres de cualquier impacto humano, debe llevar a la recuperación de los atributos y los procesos que caracterizan a los bosques maduros, si bien este es un proceso lento y aún poco conocido.

A qué nos referimos con rodales maduros sin aprovechamiento ¿solo a la extracción de madera? ¿Puede haber algún tipo de aprovechamiento en un bosque maduro?

Los aprovechamientos extractivos suponen la retirada del sistema de alguno de sus elementos, por lo que si en los rodales maduros se pretende que los procesos ecológicos operen sin interferencia, es preciso mantener estos rodales sin aprovechamiento alguno. Siendo muy estrictos sólo debería estar permitido un régimen de visitas muy limitado y en circuitos señalizados.

Si hay ganado...¿es imposible el rodal maduro?

La herbivoría es un proceso ecológico más, imprescindible en los bosques si se pretende su funcionamiento natural. Por lo tanto, la herbívora silvestre debe estar presente en los bosques maduros. Sin embargo en rodales pequeños, o en ausencia de depredadores, la herbívora puede llegar a representar una alteración de tal intensidad que impida la regeneración y el desarrollo de la sucesión ecológica.

En principio la ganadería es incompatible con elevados grados de madurez, aunque en densidades muy bajas su efecto en la estructura y dinámica del ecosistema puede simular el papel ecológico de los grandes herbívoros.

La biodiversidad de los bosques maduros es especialmente frágil; ¿es compatible con el uso público?

El uso público en los rodales maduros y viejos es una potente herramienta para la educación y sensibilización ambiental, por lo que estos lugares pueden ser especialmente adecuados para un uso público de calidad, preferentemente en baja densidad y en senderos señalizados, en aquellos rodales y bajo condiciones específicas que no supongan una perturbación de las condiciones de madurez (presencia de especies nitrófilas, molestias a la fauna, etc). En algunos rodales particularmente sensibles, puede ser aconsejable limitar o incluso eliminar el uso público.

4. Valor de los rosales maduros

¿Cuál es el valor de los rodales maduros o viejos para el conjunto de la sociedad?

Los bosques en general proporcionan multitud de servicios: protección del suelo, control del ciclo hidrológico, control climático, etc. Pero además los rodales viejos y maduros representan un valioso patrimonio por la alta y exclusiva biodiversidad que contienen. Además, revisten un gran interés científico por su escasez, y por la oportunidad que representan para conocer los procesos ecológicos que operan en los bosques, y pueden utilizarse como referencia para la evaluación del estado de conservación de otros bosques.

Los rodales no intervenidos son también una referencia para la selvicultura en bosques productivos, por una parte permiten conocer el comportamiento del ecosistema en ausencia de intervención selvícola y por otra proporcionan elementos de comparación para desarrollar una silvicultura más próxima a la naturaleza.

Por último los bosques maduros proporcionan múltiples beneficios a la sociedad, entre los que destaca su contribución a la salud y el bienestar.

¿Cuál es el valor de los rodales maduros o viejos para un propietario forestal?

Los rodales maduros aparecen casi siempre en montes en los que el aprovechamiento maderero no es rentable. Su rendimiento económico es por tanto muy reducido, cuando no negativo, y en general no cabe buscar en ellos un rendimiento económico basado en el aprovechamiento de la madera.

Sin embargo, ofrecen algunas alternativas: aportan un valor diferencial al resto, son bosques con un carácter netamente diferente, lo que les convierte en potencial fuente de recursos complementarios en montes sin rentabilidad actual (como por ejemplo turismo de naturaleza, fines educativos y científicos…) que puede ser interesante para algunos propietarios, especialmente los que tienen objetivos sociales como Ayuntamientos o entidades de conservación de la naturaleza.

¿Pueden los rodales maduros o viejos proporcionar beneficio económico?

La conservación y mantenimiento de rodales maduros pone al alcance de la propiedad algunas herramientas financieras y de apoyo a la gestión a las que de otro modo no tendría acceso. Por una parte pueden existir fórmulas de compensación por la eventual pérdida de producción –especialmente maderera- para estos rodales o bosques (contratos y convenios de compensación por la no tala de árboles), y por otra puede accederse a ayudas vinculadas a las distintas medidas que los Planes de Desarrollo Rural recogen con el objetivo de promover una gestión forestal sostenible.

Además pueden considerase las subvenciones que algunos espacios naturales protegidos convocan con el objetivo de mejorar el desarrollo socioeconómico de sus áreas de influencia, y que pueden conllevar financiación para mantener o mejorar el estado de conservación de estos hábitats

Otras fórmulas posibles son la cesión de derechos de aprovechamiento a fundaciones, asociaciones o administraciones, así como los acuerdos de custodia, que pueden no proporcionar ingresos directos pero pueden conllevar otro tipo de beneficios y ayudas para la gestión.

¿Existen otros valores, además del económico, de interés para los propietarios forestales?

Para una gran parte de propietarios forestales, el beneficio económico no es el principal motor de su actividad en el monte. Aspectos como el apego a la tierra y la responsabilidad adquirida sobre un patrimonio que debe legarse a las generaciones futuras en buen estado, juegan a menudo un papel fundamental en la toma de decisiones.

En el contexto actual de cambio climático, en el que ya se percibe una mayor incidencia de perturbaciones como fuego o sequía, la gestión dirigida a reducir riesgos (incrementando la diversidad, la heterogeneidad, etc.), y el mantenimiento por tanto de la propiedad en buen estado, supone un proyecto de futuro para estos montes y un estímulo para la gestión activa de muchos propietarios.

¿Qué se puede aprender de los rodales maduros de aplicación al resto del monte?

La identificación de las características y procesos propios de las etapas maduras del bosque (como la presencia de grandes árboles, de madera muerta, de una estructura vertical y horizontal complejas), y su relación con valores que interesan al gestor (como son la biodiversidad, la resiliencia a las perturbaciones, el almacenamiento de carbono, etc.) son de gran interés para la investigación y para la selvicultura.

Los bosques maduros aportan referencias para una selvicultura que imite los procesos naturales y permita incrementar el valor de los montes en explotación, añadiendo a la madera otros valores muy apreciados por la sociedad. Por ejemplo puede aprenderse de los rodales maduros la duración de las distintas etapas del ciclo silvogenético en los distintos tipos de hábitats mediterráneos y climas, el papel de los bosques como sumideros de carbono y su variación con la edad, la proporción de grandes árboles necesaria para mantener poblaciones estables de ciertas especies de fauna y flora de interés y qué características deben tener estos pies para que sean refugio y alimento de estas especies, la cantidad de madera muerta en pie y en el suelo y el tamaño necesario para mantener una comunidad estable de fauna saproxílica, las características y cantidad de pies muertos y de madera muerta en descomposición necesarias para incrementar la biodiversidad de ciertos grupos de especies amenazadas.

¿Qué papel juegan respecto al cambio climático?

Los bosques maduros son más diversos en composición de especies y más heterogéneos en su estructura. Por este motivo son más resilientes (tienen una mayor capacidad de recuperarse tras perturbaciones), entre ellas se les otorga una mayor capacidad de adaptación al cambio climático, a los incendios o a las plagas. Además, al tener una gran proporción de grandes árboles muy longevos, mantienen el carbono fuera de la atmósfera durante largos periodos de tiempo, pudiendo ser importantes depósitos de carbono.

5. Riesgos (Fuegos y Plagas)

¿Los rodales maduros representan un mayor riesgo de incendio?

Descontando las condiciones meteorológicas (viento, temperatura y humedad relativa), que son determinantes en la propagación de incendios, la probabilidad de incendio depende fundamentalmente de la cantidad de vegetación potencialmente combustible (la biomasa) disponible y de su continuidad vertical y horizontal. También el tamaño del combustible es determinante: la biomasa fina es más combustible que los troncos grandes. En este sentido la distribución de la biomasa en el espacio en un factor clave: grandes extensiones homogéneas de masas jóvenes y muy densas son altamente inflamables, así como estructuras verticales continuas, en las que el fuego pueda pasar del suelo a las copas.

En los rodales maduros se dan varias circunstancias que atenúan el riesgo de incendio respecto al resto de bosques más jóvenes (y frecuentemente sin gestión). Por una parte las características del combustible: en general la vegetación de los rodales maduros retiene una mayor humedad por lo que es menos combustible que los matorrales pioneros, y la madera gruesa en descomposición es también muy mal combustible. Por otra, la heterogeneidad espacial, tanto en la vertical como el la horizontal (con claros y aperturas del dosel) representan discontinuidades que dificultan el avance de un eventual incendio. Se puede afirmar que las características estructurales (continuidad horizontal y vertical y tamaño de la biomasa), botánicas (mezcla de especies leñosas, presencia de mesófilas) y topográficas (aislamiento, poca frecuentación) les confieren una mayor resistencia a los incendios forestales.

Por último, la mera presencia de rodales maduros o viejos es la muestra de su mayor resiliencia a los incendios: muy a menudo se trata de enclaves que por su peculiar orografía han resultado indemnes a los incendios a lo largo de la historia.

Si hay un incendio en un rodal maduro ¿hay que intervenir?

En una situación ideal, el fuego es una perturbación más en la naturaleza, en especial en los ecosistemas mediterráneos, formando parte del régimen natural de perturbaciones. Sin embargo actualmente los rodales maduros son tan escasos que deben considerarse singularidades irreemplazables, por lo que es necesario actuar para evitar que desaparezcan. Además, será imprescindible tener ciertas precauciones en las técnicas de extinción utilizadas para minimizar daños (p. ej. evitar o limitar el uso de maquinaria pesada) y planificar de forma eficiente las medidas de prevención y defensa.

¿La madurez del bosque es posible en ambientes sometidos a incendios?

Dependerá de la recurrencia e intensidad de los incendio. En un gran incendio en el que se arrase por completo la vegetación arbórea, la sucesión ecológica se reinicia y las características de madurez se perderán. Incendios recurrentes también impiden el desarrollo de los atributos de la madurez. Si el incendio es de baja intensidad, se produce un rejuvenecimiento de algunos componentes del ecosistema (el estrato herbáceo, arbustivo y regenerado) pero se mantienen las características de madurez más costosas de adquirir (grandes árboles, madera muerta de grandes dimensiones), por lo que en poco tiempo el rodal contará de nuevo con los atributos de madurez.

En el ámbito mediterráneo, en el que los incendios son recurrentes, el proceso de madurez puede ser interrumpido frecuentemente, por lo que para muchos hábitats forestales mediterráneos puede ser difícil encontrar rodales viejos o con una alta madurez.

¿Los rodales maduros incrementan el riesgo de plagas?

En ámbito forestal, las plagas son un concepto asociado a la pérdida de rendimiento en montes productivos. Se consideran plagas a las explosiones demográficas de ciertas especies de insectos, fundamentalmente escolítidos que excavan galerías en los troncos de los árboles vivos, generalmente cuando están debilitados, provocando su muerte – y por tanto una disminución del aprovechamiento.

Este tipo de fenómenos se da de forma característica en grandes formaciones forestales homogéneas, con comunidades faunísticas empobrecidas y en aquellas debilitadas por condiciones ambientales poco favorables (sequías prolongadas, incendios forestales, olas de calor).

Los rodales maduros o viejos, son poco sensibles a las plagas tal como se entienden en los bosques productivos, ya que su elevada biodiversidad y complejidad estructural les hace poco favorables a su expansión. Presencia de numerosos nichos ecológicos hacen que el equilibrio entre fitófagos y depredadores se mantenga fuera de los umbrales en los que la población de fitófagos se denomina plaga; es decir las comunidades de organismos fitófagos y que pueden generar plaga están “controlados” por comunidades de depredores.

¿La presencia de madera muerta en el bosque incrementa el riesgo de plagas?

La elevada cantidad de madera muerta no representa un riesgo adicional, ya que los insectos que utilizan la madera muerta como fuente de alimento y refugio no son los mismos que atacan a pies vivos. Es relativamente raro que los insectos perforadores, como los escolítidos, ataquen a pies vivos si previamente no han sido debilitados por otro agente como una sequía prolongada o un incendio. También puede ocurrir que si se produce una fuerte perturbación (viento, incendio) se produzca de golpe una gran cantidad de madera muerta y que ésta se convierta en un foco de una plaga que llegue a afectar a pies vivos. En este caso el riesgo es poco duradero en el tiempo porque estos insectos solo atacan esta madera mientras está relativamente verde. En resumen, en un rodal maduro además de encontrar las especies que pueden generar el fenómeno “plaga”, encontramos también una rica y variada comunidad de depredadores, que precisa de las fases maduras del bosque para completar su ciclo.

6. Rodales de referencia para la red natura 2000

¿Qué diferencia hay entre un rodal maduro y un rodal de referencia?

Los rodales de referencia, para un hábitat forestal dado, son los rodales más próximos al estado de madurez que es posible encontrar en un territorio. Debido al intenso uso al que secularmente han sido sometidos algunos hábitats forestales, es posible que los rodales de referencia no tengan características completas de madurez, sino que sean las representaciones más maduras disponibles en el territorio. Los rodales de referencia constituyen herramientas esenciales para determinar el estado de conservación de los hábitats de interés comunitario, exigido por la Directiva Hábitats.

Los rodales maduros y la evaluación del estado de conservación en la N2000

La Directiva Hábitats exige a los Estados de la Unión Europea la evaluación del “estado de conservación” de los hábitats de interés comunitario – entre ellos obviamente los bosques.

Los rodales maduros son una referencia básica para evaluar el estado de conservación: son representantes del tipo de estructura y función de los bosques en fases avanzadas del ciclo silvogenético, en ausencia de perturbación humana; son el estado al que en principio llegaría un bosque sin intervención ni perturbaciones naturales de intensidad moderada o alta.

Se considera que para que un hábitat forestal se encuentre en su conjunto en un “estado de conservación favorable”, debería contener en su área de distribución una representación de las diferentes etapas del ciclo forestal (y de la biodiversidad asociada a ellos), y por tanto una cierta superficie de rodales maduros o viejos suficiente y estable.

La identificación de rodales maduros ¿qué compromiso representa para la Administración?

En principio, una vez identificados, sería interesante garantizar la permanencia a largo plazo de los rodales maduros. Las opciones disponibles son variadas. Si el rodal se encuentra en un espacio protegido, posiblemente no sea precisa más protección que la que ya tiene, especialmente si se está delimitada sobre cartografía y consta explícitamente de los documentos de planificación (zonas de reserva o similares).

Cuando no cuentan con protección bajo una figura legal de espacio protegido, algunas administraciones han declarado rodales bajo alguna figura específica (arboledas singulares en Aragón, rodales a evolución natural en Cataluña). Otra opción es incluir estos rodales en las ordenaciones de montes como cuarteles de reserva. En el caso de que los rodales se encuentren en montes de titularidad privada, será preciso llegar a acuerdos con el propietario (mediante acuerdos de custodia del territorio, o similares)

Ficha del Proyecto

Fuente de financiación: Financiado por la Unión Europea a través del programa LIFE Gobernanza e Información Medioambientales 2015.
Referencia del proyecto: LIFE Redcapacita_2015 (LIFE15 GIE/ES/000809)
Presupuesto total: 590.154 €
Duración: Septiembre 2016 – Octubre 2019
Coordinador: Fundación Fernando González Bernáldez
Socios: Generalitat de Catalunya, CREAF, Fundació Catalunya-La Pedrera

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